1. ¿Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica, también conocida como eccema atópico, es una enfermedad inflamatoria, benigna y no contagiosa, que provoca picor y se caracteriza por un enrojecimiento y sequedad de la piel. En muchos casos, suele acompañarse de otras manifestaciones de atopia, como asma o rinoconjuntivitis. Debido a los factores ambientales y el incremento de productos irritantes, durante los últimos 30 años, sus casos han aumentado en un 200 – 300 %, afectando a bebés, niños y adultos.
Habitualmente presenta dos fases, activa —brotes — e inactiva —interbrotes—. Es importante que el paciente proteja su piel durante las fases de inactividad para retrasar la aparición del siguiente brote. La dermatitis atópica puede llevar a trastornos físicos o emocionales en el paciente y su familia
2. Incidencia
2.1 Niños

Se considera que entre el 6 a 30 % de la población pediátrica puede padecerla. La zona más afectada por el eccema atópico en niños y bebés es la cara, aunque, a medida que crecen, la erupción se puede extender en el cuerpo. También puede aparecer en las mejillas, brazos, piernas, cuero cabelludo y nalgas, sobre todo en los bebés.
El 65 % de los casos comienzan en el primer año de vida y en el 85% de los pacientes las lesiones se desarrollan antes de los 5 años de edad.
2.2 Adultos

El 1 % de la población adulta puede padecerla. Su ubicación es distinta a la de la dermatitis atópica infantil. Las zonas más perjudicadas son las manos, el rostro, los párpados y los pliegues. Es posible que los brotes inflamatorios lleguen a afectar la piel en su totalidad causando eritrodermia. Las mujeres son algo más propensas que los hombres a sufrir dermatitis atópica.
De estos casos, el 20 a 60% puede asociarse a otra manifestación de alergia (asma o rinitis) 40 a 67% pueden tener antecedentes familiares de atopia.
3. Factores desencadenantes de la dermatitis atópica
Aunque sus causas no están esclarecidas totalmente, se considera un proceso multifactorial, donde la interacción de factores intrínsecos —como la alteración genética, trastornos inmunológicos y piel alterada— y factores extrínsecos —ácaros del polvo, alérgenos alimentarios, aeroalergenos, animales, contaminación ambiental y microorganismos— desarrollan la enfermedad.
4. Síntomas y signos
Clínicamente, se caracteriza por presentar eritema, pápulas, vesículas y exudado asociadas a intenso prurito (picor), lo cual lleva al rascado y lesiones secundarias como erosiones, aumento del grosor y cuadriculado normal de la piel (liquenificación) y sobreinfección bacteriana. La xerosis, o sequedad de la piel, es una manifestación característica de esta enfermedad.

5. Formas de dermatitis atópica
Existen 3 formas de presentación básicas dependiendo de la edad del paciente:

6. Diagnóstico
El diagnóstico es clínico y debe sospecharse en pacientes que presentan prurito intenso, dermatitis crónicamente recidivante con patrones de localización característicos según la edad y una historia personal o familiar de atopia (asma, rinoconjuntivitis o dermatitis atópica).
7. Tratamientos dermatitis atópica
El tratamiento de la dermatitis atópica está dirigido a aliviar los signos y síntomas de la enfermedad, prevenir o reducir las recurrencias y disminuir las exacerbaciones a largo plazo. Para esto, se deben identificar y eliminar los factores desencadenantes o agravantes e incentivar el cuidado de la piel a través de las siguientes claves:

Explicar al paciente o familiares que debe realizar baños cortos, utilizando sustitutos del jabón, por ejemplo, Ac Lac® Jabón y Ac Lac® Baby que contribuyen a regular el pH de la piel sensible y evitar la proliferación de bacterias; o jabones naturales como el de Caléndula o Manzanilla, que tienen propiedades cicatrizantes y antiinflamatorias, respectivamente.
En el caso de que las lesiones se encuentren en el rostro, puedes aplicar Hydrin® Loción Limpiadora, que mantiene hidratada la piel y la calma debido a su formulación libre de agentes irritantes.

Hidrata tu piel inmediatamente después del baño. Te recomendamos Humectina®, que tiene una combinación de ingredientes hidratantes, regeneradores, exfoliantes, cicatrizantes, emolientes y antioxidantes que brindan una hidratación profunda y una reparación a nivel epidérmica; o Bassa® Loción Manzanilla, que relaja y suaviza la piel.
Para aliviar el prurito, Kalmura® o Sensyderm® son una buena opción. Combinan ingredientes naturales que ayudan a desinflamar, reparar, humectar, refrescar y calmar la piel afectada.
En caso de ser necesario, el especialista aplicará medicamentos destinados a disminuir la inflamación, sobreinfección o prurito.
8. Consejos
- Las temperaturas frías pueden ser útiles debido a que el sudor provoca irritación y picores.
- Cuando se presentan los picores es recomendable no rascarse la piel. En su lugar, dar golpecitos.
- Evitar el uso de ropas de lana o de tejidos sintéticos y evitar el calor y transpiración excesiva ya que incrementa el prurito.
- Después del baño, secar la piel toquecitos con la toalla y aplicar, inmediatamente, una crema humectante.
- Se recomienda mantener cortas las uñas de los niños para que, al rascarse, se eviten infecciones .